... Y fue en aquel momento en que vi aquella sonrisa extrañamente feliz, en que supe que realmente existía alguien a quien amar...
-Te amo -dije apenas noté que él había terminado de leer mi nota. Sus mejillas estaban tan encendidas como las mías, aunque dudo que su rubor haya sido por culpa de la vergüenza, como era mi caso,
-Lo siento -habló un par de segundos más tarde, al ya notar mi desesperación por algún tipo de respuesta.
-¿Por qué? -"Cosas extrañas de hombres" -pensé al mismo tiempo.
-Porque debí ser un poco más antipático.
-¿Todavía más? -ahora yo sonaba indignada, y con justa razón. Hasta lágrimas me había sacado el imbécil...
-Pero tu sabes que no te quiero -musitó en aquella forma despectiva que tanto odiaba.
-Claro que me quieres -contrapuse.
-Pero no te amo
-No me interesa que lo hagas
-¿Entonces para qué me lo dices?
-Para que lo sepas la próxima ves que me mandes a la mierda.
-No entiendo -arqueó las cejas un poco molesto.
-Ya no podrás decir: ¡Ándate a la mierda, pendeja hueca!
-¿Por qué no? -su rostro seguía rudo.
-Porque esta pendeja hueca se llenó cuando comenzó a experimentar estas tontas cosquillas en el estómago.
Él seguía sin entender.
-Ahora sólo podrás decirme: "¡Ándate a la mierda, pendeja!" y dentro de poco deberás quitarle el "pendeja" también, porque casi seré de tu edad -terminé de responder entre sonrisas divertidas.
-Tonta -susurró.
-Los que aman jamás han sido cuerdos, no esperes más de mí.
domingo, 29 de marzo de 2009
sábado, 21 de marzo de 2009
Sparirò.

En el momento en que asumí que te amaba supe que las cosas realmente no estaban yendo bien. Primero, porque yo no amo. Nunca. Segundo, porque tu me correspondías, aparentemente... Y, cómo dice Luca Dirisio, "Es difícil tenerte ahora aquí", porque no sé como reaccionar. Si odiarte o entregarte mi corazón otra vez para que lo termines de destruir.
Es tan grande esta confusión de sensaciones y sentimientos.
Al final sólo quiero que desaparezcas... Aunque eso signifique el dolor más grande de mi existencia, incluso lágrimas ridículas y falta de aliento para comenzar otro día...
domingo, 15 de marzo de 2009
Feel the Pain

Siento que mis lágrimas se deslizan camino abajo hasta encontrar algo en que colisionar. Me duele el pecho después de horas de forzada respiración, que, a la larga, sigue siendo en vano. No quiero separar estas líneas en párrafos, porque mis dedos se han puesto rebeldes desde que me quitaste lo último que pensé que perdería. Y eso que me haz quitado tantas cosas... El orgullo, la dignidad, la vergüenza... Incluso me quitaste un poco de sangre... Me da la sensación de que me debes, pero, calma, no te estoy cobrando nada. En realidad no quiero nada más que haya pasado por tí. Creo que prefiero ser alguien sin orgullo, sin dignidad y, en última instancia, sin corazón, pero ya no quiero recuperar nada... No vale la pena. Ni siquiera estas malditas lágrimas que me ahogan en esta desesperada sensación de oscuridad tienen un mínimo valor. Por que a tí no te interesan... Entonces me pregunto. ¿Alguna vez fue cierto todo eso que me dijiste?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)